jueves, 8 de octubre de 2015

Todo es maravillosamente claro, abrir los ojos duele tanto como cuando un recién nacido decide dejar lo cálido del vientre de su madre, para adentrarse en este mundo tan lleno de fantasía, pero tan podrido en realidad.
Y cariño mío, la realidad nos ha tragado... De un solo bocado y sin sal... Cruda y blasfema realidad que me hace pensar en lo que realmente es, incluso cuando la fantasía asoma la nariz cada que veo lo negro de tus ojos, o tu brillosa y renacentista calva nacida de mis mas grandes deseos... Por que debes reconocer que siempre pedí verte así, viejo y lleno de dudas.
Jamás pensé que la vejez y las dudas fueran compartidas... A mis apenas 30 vueltas del sol ya no creo en el amor. No me preocupa, siempre fui precoz, a los 4 supe de Santa Claus, a los 7 supe como se creaban los humanos, y apenas a los 8 me rompieron el corazón... También a esa edad conocí la muerte... Carajo! Toda esta realidad merma mis alas, y creo inclusive que me mas ha cortado.
Pero esto ha sobrepasado mis límites, ya no quiero comer con tu cara en mis ideas, o besar con tus labios en el corazón, o respirar con tus manos estrujando mi alma... Quiero poder dormir en un lecho ajeno a nuestros años, incluso pido respirar aire que no salga de tus estúpidos pulmones... Aquellos que aún te dan aliento para desquiciarme, para llevarme a las montañas mas altas y después ni siquiera verme caer, solo limitarte a escuchar a lo lejos el sonido de mis huesos que se han roto en mas.
Te convertiste en el Marques de Sade, en el cuchillo mas afilado, en la poesía llena de dolor, y en la fotografía malva que guarda mi ingenua sonrisa, aquella que te guardaste en el bolsillo... Aquella que no he podido volver a usar.
Tomaré el primer viaje a lo profundo del mar, a la vuelta del planeta, a la orillita del fin del mundo... Lo que sea con tal de volver a comenzar, viviré en la miseria de ser necesario, viviré en la corona de un árbol, o en la madriguera de una ardilla, lo que sea con tal de no volver a verte jamás.
O bien podrías hacerme el favor de hacer tus maletas y mudarte de galaxia, o de cuento de hadas, para el caso es lo mismo. Vete lejos, lejos como la taza de café que me dará fuerza mañana, o lejos como aquellos días donde ni siquiera existías, o lejos como aquel recuerdo de sonrisas y puertas abiertas... O cerca, como gustes.
Conviértete en anhelo, o cualquier otra estupidez que hayas dicho... Conviértete en recuerdo o en acción continua, lo que sea mejor para ti. Solo aléjate de mi cuerpo, y si fueras tan amable de dejar mis entrañas en paz, mi alma podría al fin volar...
Todo es maravillosamente claro, solo te debo olvidar.

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