jueves, 8 de octubre de 2015

Tiened razón... Tuve al hombre perfecto.



Al hombre perfecto para mi yo de ayer, el que veía en mi todo lo que alguna vez deseo encontrar en su mujer ideal, el que nunca frenó mis metas, el que nunca me dijo que no, el que estaba dispuesto a todo con tal de que estuviéramos bien, el que fue fiel y solo tenía ojos para mí, el que cumplía con todos los atributos físicos que me enloquecían, el que cocinaba y preparaba mis platillos favoritos solo por verme sonreír, y sabía perfecto que tomar una escoba o un trapeador no lo hacían menos hombre, al contrario... Tienes toda la razón, tuve al hombre perfecto, el que alguna vez soñé.

Ahora estoy aprendiendo a descifrar el nuevo perfecto para mí, y eso trae consigo muchas vueltas increíblemente fabulosas, como también algunas realmente desastrosas para nosotros, verás... Sigo queriendo un hombre que no frene mis metas, pero ahora también busco que se una a ellas, y que además de permitirme crecer en todos los aspectos de mi vida, aplauda conmigo cada logro y cada pequeño paso que dé sola o como pareja, para crear de a poco nuestro pequeño mundo ideal, ese en el que podremos construir todo aquello que nos imaginemos, que nos lleve a los mas lejanos terrenos y nos haga sentir que lo hemos conquistado todo.
Sigo queriendo un hombre que busque complacerme, sigo siendo aquella niña caprichosa que le encanta ser malcriada, pero ahora sé que en ocasiones tendré que recibir un No por respuesta, y quiero a ese hombre capaz de negarme algo porque sabe que no sumará a nuestros objetivos, porque sabe que no es lo mejor para mí, por que sabe que él siendo tan cercano a mi, tiene la responsabilidad de tomar en ocasiones las riendas de la situación, y yo deberé confiar en el.
Sigo queriendo fidelidad, pero ahora quiero que esté fundamentada, que sea él quien sume a mi seguridad con palabras de amor, con acciones que me demuestren lo importante que es para él que yo me sienta amada, respetada y deseada... Que entienda que no basta con no acostarse con alguien, que la verdadera fidelidad supera por mucho el aspecto carnal, y que prefiero su mente, su alma y su esencia fiel, y no solo su cuerpo.
Sigo queriendo un hombre apuesto, un hombre que al verlo, miles de pensamientos den vueltas en mi cabeza, y que mis manos no pueda  estarse quietas si lo sienten cercano, per ahora también quiero sentir deseo y pasión por tu vida, por tus objetivos, por tus planes... Quiero sentirme atraída mas por tu mente y tus grandes ideas, que por tus labios, quiero que ellos solo sean el complemento... Quiero que seduzcas mi mente, y no que la confundas.
Aún quiero que me cocinen, aún quiero que sepa planchar sus propias camisas, aún quiero que tome la escoba o que lave los trastes... Pero en nuestro hogar, junto conmigo. Quiero que seamos el mejor de los equipos, que disfrutemos ordenar y poner lindo el espacio de tierra que hemos elegido para hacernos el amor, y desordenarlo juntos, y derramar cerveza al reírnos y bailar un sábado por la noche sin sentirnos culpables, por que sabremos que mañana seremos dos los que recojan el desastre de la noche anterior.
Aún creo en los cuentos de hadas, en los finales felices, en las historias para siempre... Ahora sé que la mujer que era antes ha madurado, aún creo ser la mujer de los sueños de él, la que ha buscado sin cesar o incluso,  la que nunca se ha imaginado que existe... Pero ahora no voy apresurada por la vida temiendo no encontrarlo, sé que el camino es justo el que me llevará hacia él, y sonreíra con esto que he escrito hoy por que sabrá que es evidencia de que ya sabía que existía.

Aún quiero al hombre perfecto... Solo que él, ya no eres tu.

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