jueves, 10 de abril de 2014

PUTA


Generalmente nos gusta que nos digan mi amor, o mi vida… cielo es aceptable y ni hablar de muñeca, preciosa o el ya mas cheesy corazón, que en lo personal a mi me caga. 


 La verdad es que creo que en el fondo a muchas nos gustaría que nos llamaran putas, así sin más ni menos… pero el estigma que rodea tal palabra impide que nos podamos asociar simple y llanamente con este calificativo, estilo de vida, forma de amar o lo que sea, que haga que seas una de ellas. 

 Según la RAE es una expresión soez y un disfemismo, una forma vulgar de denominar a alguien “mala persona”, y aquí es donde digo: ¡¿Mala persona?! ¿Neta? Ósea elegir libremente ponerte una faldita corta, hacerle ojitos a algún viejo calentón en la calle o simplemente pintarte los labios de rojo propio (ósea, rojo puta) ¿Te hace una mala persona? 

 Piénsalo así, al juzgar y calificar a cualquier persona por lo que hace, por lo que viste o por lo que cree, es ya en sí, suficiente muestra de que la mala persona y el soez eres tu, por que eso si… somos expertos en justificar nuestras elecciones, pero en descalificar y señalar las de los demás, si osan acaso, no comulgar con las que nosotros hubiéramos tomado.

 Para mi ser puta no es ir por la vida cobrando por sexo en la calle, por que si a esas vamos muchas cobran por el sexo que dan y reciben tras la puerta de su casa… y bueno no literalmente, pero entonces piensan y lo justifican: “Si este cabrón me cogió y luego se durmió y ni me pelo, ahora que le cueste…” y van y se compran algún regalito caro y ostentoso aunque no les guste tanto.

 A mi díganme puta, así fuerte y claro… a la cara o a mis espaldas, me da lo mismo, la misma carga de energía me entregan con cada letra de la palabra.

Si la dicen despacito y con cariño se siente bonito, como cuando te susurran un te amo comprometido por las ganas de sexo pervertido, que igual no se lo compras pero no puedes evitar comenzar a regatear mientras te van quitando la blusa. 

 O si lo prefieres dilo con rabia y lleno de furia, hace que lo sienta mas mío, y entre mas me encariño con la categoría, mas puta soy… ¿Quién puede si no yo, decidir ser o no así de vulgarsota y callejera?

 “Me siento sola, puta y jodida” y alguien sabia y libremente me contestó: 

 Si te sientes sola ¿Me dejas acompañarte?, 
Si te sientes puta, quiero que seas MI puta, 
Y si te sientes jodida, pues hay que jodernos juntos. 

 Y ese día, así de simple y llena de ternura, el “princesa” me pareció tan estúpidamente ligerito… que se me volvió vicio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario